La historia de Rusia, ya sea el imperio zarista, ya sea la soviética, ya sea la postmoderna de Putin atesora siempre un Rasputin. El mago del Kremlin es la historia novelada del Rasputin de Putin, el que contribuyó a su ascenso al poder cuando Yeltsin era un cadáver andante, el que fabricó el personaje público y el que contribuyó al último gran éxito, los Juegos Olímpicos de Invierno de Socchi.

Todo ello como la gran aportación del FSB al gobierno de Rusia, algo que recuerda también la ascensión de Andropov -también anterior jefe del KGB- en un intento (fallido) de salavar la URSS a través de un dirigente catalogado como duro. Ciertamente, el origen en los servicios secretos es el único punto de conexión entre ambos.

Putin sale de la nada. Oscuro funcionario que estaba en el KGB primero y en el FSB después que reconocía que carecía de capacidades para la vida pública que se supone a un Presidente. Pero que, en el momento que llega al poder y en medio de la crisis chechena, recibe por ciencia infusa el carisma que le faltaba. Obviamente, apoyado por la camarilla de corruptos que pretenden influencia para aumentar la riqueza.

Vladislav Surkov es el nombre real; el que inspira esta historia novelada del proceso. A través de las páginas del libro van apareciendo personajes conocidos como Yevgueni Prigozhin, el fallecido (en circunstancias poco claras) líder del grupo Wagner, el oligarca Boris Berezovski y algunos de los magnates de la comunicación que cayeron en desgracia, algunos de los cuales fueron eliminados por el camino.

Como toda historia de conspiraciones tiene el atractivo de lo oculto, de los dobles juegos, de la fontanería política, de las historias familiares, de las acciones secretas y los golpes de efecto; de los bares con humo y, en este caso, de las bibliotecas interminables. 

El autor, Giuliano da Empoli, es politólogo, director de Volta, un Think Tank en Milán y Profesor en Science-Po. Un gran conocedor de la realidad de la Rusia de Putin y que da una versión ligera, de lectura fácil, apasionante de cómo se ha gestado el personaje que tiene en vilo al mundo. Y, ¿por qué no decirlo? Aventura cómo se producirá la sustitución de Putin cuando sea prescindible y no cumpla las expectativas. 

El toque teórico del libro surge con la “verticalidad del poder”, el término que separa el autoritarismo ruso del Estado líquido occidental, y que transforma su democracia en iliberal. Todo ello, con la larga sombra del padrecito Stalin y el sentimiento del imperio que ha de ser reconstruido. Un planteamiento, el vertical/autoritario que es una constante en Rusia y que da explicación al poco éxito entre la ciudadanía de Gorbachov. 

El libro es, asimismo, un pequeño homenaje a la fontanería política, esa que existe en todo centro de poder que se precie, que tiene muchos aprendices que acaban conduciendo a su jefe a los baúles de la historia y unos pocos que funcionan bien y que hacen a su líder imbatible. Discreción, conocimiento, sangre fría, modestia e implacabilidad son en este punto virtudes esenciales del fontanero político.En todo caso, lean El mago del Kremlin. Es un libro excelente, bien escrito y con una historia apasionante, que ha sido galardonado con el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y premio Honoré de Balzac.