BERTA ISLA, DE JAVIER MARÍAS.

Una novela sobre una vida basada en el engaño. Un engaño que conduce al desconocimiento de quién es realmente la persona con la que se convive y qué hace cada uno. Todo ello en un contexto en el que forman una pareja bien avenida. Las novelas de Le Carré describen perfectamente la actividad de los agentes del servicio secreto en acción. Queda detrás una vida que no ha sido llevada a la literatura hasta ahora. Berta Isla es una novela, por tanto, de la otra cara del espionaje; la de la persona que se queda en casa cuando el integrante de los servicios secretos pasa a estar en una misión.

Es un libro que plantea una situación de forma admirable. Una pareja moderna en el fin del franquismo. Desde sus primeros filtreos hasta que acaban casándose. La separación periódica, pactada, que permite aventuras a ambos, va a hacer que el destino que parecía inevitable cambie por completo. Una separación pactada que se repite, para armonizar los estudios de él en el Reino Unido. No obstante, un hecho marginal -la habilidad lingüistica del protagonista masculino- va a cambiar los derroteros vitales de ellos dos y sus hijos.

Un hecho, sobre el que aparece desde el comienzo la sombra de la mentira. Posiblemente la captación tenía que estar algo mejor trabajada, pero pone el acento en la extensión de los servicios secretos en el ámbito universitario como vía para reclutar nuevos agentes.

Por ello, la protagonista afirma que no sabe bien si su marido es su marido o si no lo es. Y por ello la novela circula sobre la mentira y el desconocimiento. “Qué fácil no saber nada, qué fácil andar a tientas, qué fácil ser engañado y no digamos mentir, algo sin mérito y al alcance de cualquier tonto, es curioso que los embusteros se crean listos y hábiles, cuando para eso no hace falta la menor habilidad. Cuanto se nos dice puede ser y no ser, lo más decisivo y lo más indiferente, lo más inocuo y lo más crucial, lo que afecta a nuestra existencia y lo que ni siquiera la toca de refilón.”

Pero paradójicamente, la vida de mentira es la única querida por ambos. O, para ser más exactos, el punto en el que vuelven a conectar y a existir como una pareja convencional, de una forma querida. “Eres de lo poco que no me resulta obligado, que he podido elegir con libertad. En otros aspectos tengo la sensación de que mi suerte está echada, de que yo no he escogido tanto como se me ha escogido a mí. Tú eres lo único que de verdad es mío, lo único que sé que he querido yo’.” Fuera de estos momentos, para ella es la nada.

Si el planteamiento y la mayor parte del desarrollo de la novela engancha por completo al lector, hay un punto en el que falta el elemento que permita decir que es redonda. El final, previsible pero no por ello desdeñable, llega de forma abrupta. No hay una tensión narrativa equivalente a cuando él entra en los servicios secretos británicos. La vuelta se ve de puntillas. Los conflictos personales desdibujados. Por ello, el final es un tanto frustrante no tanto en el contenido, previsible, sino en cómo está contado.

Pese a ello, la calidad de las páginas anteriores hacen que resulte una novela que hay que leer. Un Libro con mayúsculas que demuestra la calidad de su autor, tantas veces citado como nuestro mejor escritor, aunque estas clasificaciones son bastante arbitrarias. Como ya he señalado, un tema original y un tratamiento seductor. No sé, si como dice Babelia, es la mejor novela del año 2017 … pero sin duda una de las mejores.

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