“Los dos lados”, de Teresa Cardona

Dos crímenes cometidos con algunos decenios de diferencia, 1989 y 2016. Dos crímenes que comparten las condiciones en las que se produjeron las muertes de las víctimas. Dos crímenes en los que se exageraron las condiciones de sufrimiento de los asesinados, ya que les condujeron a la locura antes de su fallecimiento. Dos crímenes con motivaciones diferentes. Dos crímenes que alteraron la vida de San Lorenzo del Escorial y la vida de sus protagonistas directos e indirectos. Un crimen que fue resuelto en su momento y otro en el que la pareja de detectives tiene que encontrar a que cometió el crimen.

Este es, en esencia y sin spoiler, la esencia de “Los dos lados”, de Teresa Cardona, publicada por la Editorial Siruela.

Es la primera novela que leo de la autora y me ha sorprendido muy positivamente. Teresa Cardona tiene novelas de éxito especialmente en Francia (en solitario y en coautoría, siempre bajo el seudónimo de Enric Todenne) y “Los dos lados” que constituye su primera aparición en nuestro país.

La capacidad de meter al lector en la vida de San Lorenzo, la habilidad para mantener la tensión narrativa a pesar del carrusel de declaraciones sobre el mismo tema que efectúa la pareja de la Guardia civil encargada del asunto; la habilidad para incorporar prácticas policiales del pasado, prohibidas entonces y ahora y los efectos que tienen en sus protagonistas. Y, en definitiva, lo bien que nos mete en la sociedad del municipio, de sus veraneantes, de las fiestas y de sus bares, de los sentimientos y libertades que se toman los protagonistas, de las pasiones y miedos de jóvenes y mas mayores; jugando perfectamente con sus edades y generaciones. Me atrevería a decir que sólo han faltado en la narrativa del verano de 1989 los Cursos de Verano de la UCM, que vivían su segunda edición. Es una novela sorprendente. Esperemos que no se pierda esta frescura y calidad en la siguiente novela.

En las novelas policiacas uno de los vértices del éxito está en quien intenta resolver el crimen. Desde protagonistas solitarios como Harry Hole, de Jo Nesbo; los entrañables Montalbano o Jaritos -creaciones de Camilleri y Markaris, respectivamente-, grupos policiales estructurados como los de la Terra Alta de Javier Cercas o los más duros de Arne Dahl, o, en fin, parejas de éxito como Bevilacqua y Chamorro de Lorenzo Silva. Todos ellos, y los que estás pensando en este momento, dan un marchamo a la novela. 

Aquí nos encontramos con una pareja, la que componen la teniente Karen Blecker —recién llegada a España tras haber trabajado para Europol— y el brigada Cano, que forman una mini trama dentro de la propia obra, ya que necesitan armarse, teniendo en cuenta la diferencia cultural y las circunstancias personales que llevan tras de sí. Parecen mimbres para asentarse en el panorama literario.

Y como ocurre en muchas novelas negras, surge la pregunta de la moralidad, que aquí está vinculada a dos hechos reales. El absurdo del primer crimen se complementa con los medios para llegar a la verdad y si, en la actuación policial, todo vale para su esclarecimiento -tal como ocurría en Intxaurrondo, algo que producía una gran fractura en la sociedad española, tal como se narra en la novela-. Al igual que en el periodismo, que también es puesto en duda con la necesidad de éxito que tiene uno de los protagonistas -y, con ella, la búsqueda de la exclusiva y todo lo que ello comporta, incluso, de falta de análisis pero que da un momento de gloria-. Habría un tercer elemento, pero, como daría pie al spoiler, prefiero ahorrarlo.

En definitiva, una novela que sin duda aconsejo.