Finalmente, se ha consumado lo que todos temían: la Universidad Nacional de Madres de Plaza de Mayo ha sido intervenida por el Gobierno de Milei. Una Universidad pública con vocación de defensa de los derechos humanos, como no puede ser de otro modo teniendo en cuenta quienes la impulsaron, constituía toda una amenaza a la motosierra del Presidente argentino. 

La intervención ha seguido fielmente lo que dictan los manuales de la intervención de una organización: primero asfixia económica (sin fondos desde diciembre). Tras lo cual se produjo el desalojo de la sede, para concluir con la sustitución de la Rectora: la resolución EX-2024-74633284 cesa a la actual rectora Cristina Caamaño (electa por la Asamblea Soberana de la Universidad en marzo pasado) y nombra en su lugar a Eduardo Luis Maurizzio.

Entre ambos hechos, el intento de desprestigio de la institución por parte del Ministerio de Capital Humano. De igual forma los estudiantes quedan en un limbo, después que, desde el desalojo las clase tuvieran que ser virtuales.

Esta es la situación después de la toma de posesión de Milei. Una situación de control universitario que recuerda los métodos de aquellos que quieren controlar la ciencia, el conocimiento y su transmisión a la sociedad. Todo ello, porque la Universidad y el conocimiento se ve una amenaza para Gobiernos que pese a su aparente fortaleza, en el fondo, son tremendamente débiles y no aguantan un debate sobre ideas. Pero ¿qué se puede esperar de un Gobierno revisionista y negacionista, como el de Milei?

Por ello, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, en un momento muy complicado en algunas Comunidades autónomas para las Universidades públicas, debiera dar un paso adelante y dejar constancia del apoyo a esta Universidad y a las restantes que fueron puestas en stand by por el Gobierno de Milei. Es la situación, también, de las creadas por ley del Congreso Nacional argentino en noviembre pasado: Pilar, Delta, Ezeiza, Río Tercero y Madres de Plaza de Mayo. Este sería un paso en defensa de la Universidad pública; al igual que se debieran dar otros en defensa de la Universidad pública española.

Después de que el candidato a Vicepresidente con Trump señalara a los profesores como enemigos, esta intervención recuerda la importancia de que la ciencia y la universidad se apoyen recíprocamente. En momentos críticos, la tibieza no es la mejor actitud: al final ocurrirá lo que en el poema de Niemöller. Porque «lo único necesario para que triunfe el mal, es que los hombres buenos no hagan nada».

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