Huesos en el jardín. Kurt Wallander ya empieza a sentirse mayor y quiere adquirir una vivienda con jardín donde pueda jugar con un perro. Un compañero le propone la adquisición de un inmueble de su familia y en ese momento empieza una historia que pudiera ser considerada surrealista: aparecen unas manos que se corresponden con dos cadáveres… que no son actuales, precisamente. Sólo queda el esqueleto de las dos personas fallecidas, una de ellas en circunstancias violentas.
Precisamente por ello, resulta extraño en la comisaría de Ista que se investigue un crimen tan antiguo. A los problemas burocráticos (y de eficiencia en el gasto) se añade la dificultad de investigar crímenes que podían haberse producido durante la segunda guerra mundial. No obstante, el empecinamiento de Wallander da pie a que se realice una investigación que da un resultado antiguo y actual a la vez.
Este libro, de escasa extensión, fue publicado originariamente en holandés y quedó para esa lengua. Años después Mankell decidió que se incorporara como el penúltimo de la serie Wallander. Y ciertamente es un libro muy interesante.