Un instrumento que puede ser útil para contrastar propuestas acaba transformado en un juego de estrategia que acaba desfigurando su propia esencia. Porque aquí todo está escrito.

El inicio de Feijoo marcó el debate. Cual inicio bronco de un partido de fútbol desarrollado por un equipo de Mourinho se lanzó a un juego de mentiras y provocaciones que desquició a Sánchez. Esta táctica está escrita y teorizada.

El Gish Gallop, o ametralladora de falacias, es una técnica estudiada de soltar indiscriminadamente datos e ideas falsos o incomprobables que atentan contra la verdad y que dejan al adversario sin capacidad de respuesta por la imposibilidad material de rebatirlos. Hubo muchos. Marcaron el debate entre mentiras, falsas verdades, imprecisiones controladas. Vamos un vulgar juego de trileros que recordó a las fakes news.

Lo grave es que esta forma de hacer política, que conecta con el trumpismo y con el alt-right estadounidense y los laboratorios de manipúlese Bannon hayan llegado a nosotros. Y que el centrado Feijoo lo haya puesto en práctica. Son las cosas que tiene el traer de nuevo a Miguel Ángel Rodríguez a Génova. Es la influencia de Isabel Diaz Ayuso.

La futbolizacion del debate necesita otro elemento: la deriva de la prensa hacia los modos huecos de funcionamiento de la prensa deportiva. Se sustituye Sánchez y Feijoo por Madrid y Barça y tenemos la profundidad de los a análisis pre y postpartido de un Clásico de verano. Incluso se habla de la destitución del entrenador, perdón de la sustitución de Sánchez y de depresión.

Esto es lo que han hecho medios que van de serios por la vida a la hora de analizar el partido, perdón el debate. No se ven en los medios conservadores análisis de las falacias de Feijoo. Desinformación se llama a ocultar datos reales.

Porque la necesidad de generar un falso ganador se viste con perfume de prensa amarilla. Hoy sin encuestas algunos se creen que no hay paraíso y para ello precisan transformar meras agrupaciones de entrevistas en encuestas olvidando que en una situación de empate técnico (como la que hoy) la ley d’hont (la complicada norma de reparto de escaños) transforma en agua de borrajas este tipo de estudios demoscópicos.

Tanto es así que olvidan que no sólo juegan ellos. El bipartidismo que intentan reeditar los medios de comunicación aparentemente serios tiene un baño de realidad con Sumar y Vox en el 15% de votos cuya traslación en escaños va a ser decidida por unos pocos votos, entre ellos.

La prensa tradicional está mal. Transformar el debate en un partido de fútbol no es más que ahondar en el problema. El papel de los dos moderadores fue patetico. Cualquier moderador de un debate en Estados Unidos hubiera actuado de forma muy diferente. Pero algunos importan el trumpismo y no lo bueno de la democracia estadounidense.

Si Pastor y Valles no hubieran estado no hubiera pasado nada. Aquí el símil futbolístico nos llevaría a la mala calidad del arbitraje en la Liga. Y esta es otra forma de distorsionar el debate público. Esperemos que la próxima semana y media sea mejor.

En todo caso, sólo hay un resultado válido, el que se forma con los votos de todos nosotros el próximo 23 de julio. Voten, incluso por correo, y tendremos un resultado coincidente con la opinión pública y no con la publicada por medios de comunicación interesados.