PACTOS ENTRE PP Y VOX
La relación entre Vox y el PP se parece mucho a la relación entre el que aprende a conducir el primer día que coge un coche y el profesor de autoescuela. A pesar de que este último tiene, APARENTEMENTE, resortes para evitar el siniestro, la realidad es que el conductor controla el volante, el acelerador y la palanca de cambios. Y con ello, está marcando la agenda de la derecha.
Y VOX se ha pasado de frenada. No es sólo nombrar consejero de cultura a un torero, ni presidente del Parlamento de Valencia a un negacionista que publica la estupidez de que las mujeres son agresivas por “carecer de pene”; ni siquiera es la sucesión de despropósitos de Castilla y León; donde quieren poner en riesgo la salud pública ante la tuberculosis vacuna.
Es que el mensaje que transmite es devastador de pacto con unos indocumentados que desconocen lo básico de la acción de gobierno, que carecen de conocimientos técnicos para solucionar problemas, que aplican las soluciones absurdas del cuñado en Nochevieja y que quieren alterar por la vía de los hechos las bases de la Constitución.
Tanto que, de forma real o figurada, el PP extremeño ha tenido que decir basta. Y Feijoo, que ha callado otorgando ante todos los disparates de sus socios preferentes (contradiciendo todo lo que había venido diciendo en los últimos cinco años), ha tenido que coger como bandera la posición extremeña para decir que no son iguales y que, si ganara en julio, las cosas no serán como aparentar ser.
No lo serán pero se parecen mucho.
Un pacto de gobierno no es un chalet adosado en donde se comparte estructura pero en el que hay dos casas separadas. Es una vivienda común en donde se cohabita y se tienen intereses comunes. Un pacto de gobierno, como el valenciano, es asimilable a unas capitulaciones matrimoniales. Se acuerda un programa como el que han firmado PP y VOX. Programa que debería ser objeto de un análisis de un profesional de la salud mental.
Y, negar la igualdad es atentar contra el artículo 14 de la Constitución y no hacer políticas de igualdad es contravenir el artículo 9.2 de la Constitución. Es de eso de lo que estamos hablando: de cómo el ansia de poder conduce a un pacto que contraviene preceptos básicos del pacto constitucional.
Para rechazar esta idea no vale jugar a equidistancias que solo existen en la mentalidad retorcida de alguien con complejo de culpa y que ha entrado en pánico. No, hay una única vía: es decir NO. El PP no está obligado a pactar con VOX. Pacta porque quiere y, estampando la firma en un pacto de gobierno está diciendo a la ciudadanía que está de acuerdo con lo que está plasmado ahí. Tan simple como eso.
Es lo que el que tiene que decidir el votante el 23 de julio.