Esquemas de los procedimientos de adjudicación en la LCSP

Los procedimientos de adjudicación constituyen el mecanismo para determinar quién es el contratista. Su importancia es vital no sólo por la selección que se realice sino también por el procedimiento que se ha utilizado, que ha de ser el más adecuado para el objeto del contrato.

La correcta utilización de los procedimientos de adjudicación refleja, en el fondo, el grado de profesionalización de la contratación en cada entidad del sector público. De hecho, el recurso único al procedimiento abierto, tan empleado, en ocasiones constituye una mala opción. Recordemos que el objetivo fundamental no es la competencia o la transparencia sino la mayor satisfacción del interés general, para lo cual una y otra no son sino técnicas al servicio del órgano de contratación.

Por ello, establecer restricciones o salvedades no es más que tirar piedras para su propio tejado. Es la misma cuestión que surge cuando se utiliza el precio como único criterio de adjudicación, que desaprovecha muchas posibilidades de la LCSP por una mera cuestión de comodidad… cuando lo barato en ocasiones sale caro. Ni que decir tiene que es preciso un tratamiento riguroso de las ofertas anormalmente bajas para no provocar perjuicios al interés general. Por tanto, hace falta dar un paso en aras de la profesionalización y el liderazgo en contratación pública.

En este sentido, con carácter previo, hay que determinar si el tipo de contrato está excluido o no del ámbito de aplicación de la Ley. Recordemos que no todo contrato del sector público es un contrato sometido a la Ley 9/2017, de Contratos del Sector Público. O si se trata de contratos con peculiaridades en su tramitación, como ocurre con los de de prestaciones intelectuales.

En la LCSP se recogen los siguientes tipos de procedimientos, cada uno de los cuales tiene un ámbito especifico de utilización: