El día después del reconocimiento de Palestina
Este es el momento en el que Palestina está más cerca de obtener un reconocimiento generalizado por la comunidad internacional. La Asamblea General de la ONU ha aprobado (143 votos a favor contra 25 abstenciones y 9 votos en contra) una resolución para la consideración de miembro de pleno derecho. Aunque tenga un valor más político que práctico, ya que ha de ser aprobado por el Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos tiene derecho de veto, refuerza los derechos de Palestina. En El seno de la Unión Europea, un conjunto de Estados, entre los que se encuentra España, está concienciado a su reconocimiento como Estado.
El reconocimiento como Estado chocará, es obvio, con la realidad de un territorio ocupado por Isarel y con una voluntad manifiesta de sus autoridades de no ceder un ápice de territorio ni de su comportamiento agresivo, a pesar de que esté violando la legalidad internacional, que no esté cumpliendo con el derecho humanitario y que esté incurriendo en apartheid contra la población palestina.
El diseño de los mecanismos de solución requiere asumir la resolución de problemas extraordinariamente complejos para que sea efectivo. Y tengamos en cuenta que la agresión israelí y el intento de de consolidar una situación provocará, el día que llegue la creación de este estado a problemas serios en relación con esta población que, en la apariencia de que es Israel, ha ido desarrollando su vida.
Ahora bien, que no resulte fácil no quiere decir que no haya que dar respuesta al menos a tres cuestiones.
1. La cuestión territorial.
Es el problema de mayor importancia. ¿cuál debiera ser el territorio de Palestina? En 1947 la ONU aprobó un plan para la implantación de Israel cuya división territorial en tres tipos de territorio (palestino, israelí y sometido a administración internacional) no se llevó nunca a la práctica.
Un plan, dicho sea entre paréntesis, que olvidaba que con anterioridad a 1947 no había prácticamente población israelí en el territorio palestino, por mucho que el movimiento sionista hubiera intentado implantarla a partir de la declaración Blfourt, que, por otra parte, no es más que una carta de un ministro a un banquero. Posiblemente la carta más increíble que se pueda ver, en la medida en que un ministro inglés promete a un banquero que representa a un movimiento que quiere ser nacional (el sionista) el territorio en donde hay asentada una población (palestina).
Más aún, la situación en Jerusalén está provocando continuas minúsculas anexiones de territorio palestino por parte de Israel.
Todo lo anterior realza las dificultades de que el Estado palestino tenga el territorio que le correspondería de acuerdo con el Plan de la ONU de 1947, aunque no sea beneficioso para los palestinos. En todo caso, parecen presupuestos ineludibles la retirada completa de Cosjordania, Gaza y Jerusalén como vehículos para que el Estado palestino pueda desarrollar su actividad.
2. El regreso de los exiliados
Uno de los problemas centrales de la población palestina es el altísimo número de exiliados que existen y que ha ido creciendo a medida que Israel ha ido anexionando de forma ilegítima nuevos territorios. De acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para el Oriente Próximo, Según UNRWA, se considera persona refugiada de Palestina a aquella “cuyo lugar de residencia habitual, entre junio de 1946 y mayo de 1948, era la Palestina histórica –el actual estado de Israel– y que perdieron sus casas y medios de vida como consecuencia de la guerra. Las descendientes de esta población son también considerados refugiadas por la Agencia”. Es la llamada Nakba, la catástrofe que se produjo cuando como consecuencia de la invasión israelí tuvieron que dejar su hogar,
A ellos habría que añadir los nuevos expulsados de sus viviendas y territorios de origen y que suman entre 5 y 6 millones de personas. Es el colectivo mayor y más antiguo de refugiados; que hoy se hacinan esencialmente en campos de Siria, Jordania y Líbano.
3. Reivindicar la legalidad internacional al territorio palestino y en el Oriente Próximo para la instauración de una cultura de paz y seguridad en la región.
Todo lo anterior se transformaría en papel mojado si no hubiera medidas de garantía de la legalidad internacional en el territorio palestino, y, en general en todo Oriente Próximo. Recordemos que hoy Israel no sólo tiene ocupado territorio palestino, sino también sirio (los Altos del Golán).
Sí hay una cuestión que conviene recordar. Cuando se produce la Declaración de independencia de Palestina en 1988, lleva incorporadas una serie de cláusulas complementarias para lograr su materialización y que responden a los principios del Derecho internacional: ase aceptan los principios de la Carta de las Naciones Unidas, se renuncia a la violencia e implícitamente se reconoce el Estado de Israel. Más aún, se acepta la resolución 181 de la Asamblea General de la ONU que fijaba los límites territoriales de la división del antiguo protectorado británico. Jamás ha dado Israel pasos similares para la creación de una paz duradera en Oriente Próximo.
Por ello, parece pertinente la instauración de una fuerza de interposición de la ONU que pudiera actuar como vehículo de paralización de eventuales agresiones territoriales.
4. ¿Y mientras?
El reconocimiento de Palestina es un deber ético y legal. Pero sus consecuencias prácticas son limitadas, mientras que no se apliquen sanciones económicas, militares y políticas contra el Estado de Israel. Es la única vía para conseguir una solución al problema palestino y, en general al problema de oriente Próximo. Medidas de Boicot, Desinversión y Sanción en aras de abrir un camino que conduzca a la solución del problema.
Hoy en Gaza se está produciendo una política de extermino y traslado de población que no resulta admisible desde la perspectiva de los derechos humanos y la legalidad internacional. No puede quedar sin sanción y sin que el infractor, Israel, asuma su responsabilidad.