“Lejos del corazón”, de Lorenzo Silva. Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro constituyen un territorio seguro. Son como esos viejos amigos a los que siempre se vuelve sabiendo que el buen rato está asegurado. La lejanía en el tiempo de la relación (que quedan patente en las canas de Rubén y en la escena del comienzo con su hijo de protagonista) no es óbice para que incluso haya lugar para la sorpresa en las relaciones entre ambos.
Todo permanece pero todo cambia. Si en el episodio anterior estaban en el lejano Afganistán, en la actualidad tienen un destino más cercano pero no menos complejo: La Línea de la Concepción, Cádiz. El Municipio que aparece en los medios de comunicación por el tráfico de drogas y los comportamientos mafiosos de los narcotraficantes.
Pero esto no es más que el contexto de “Lejos del corazón”. El texto tiene su punto de atención en el blanqueo de capitales y las criptomonedas. Una problemática nueva que ha sido tratada por Lorenzo Silva con los rudimentos técnicos suficientes para conocer y que el lector le pueda entender. Blockchain que no hace olvidar que es causa de crímenes tradicionales en los que están elementos típicos como la desaparición de personas en el sentido más literal del término.
Sus conocimientos de derecho son palmarios como ya han demostrado en sus novelas y, por ello, darían para un capítulo de “Derecho y literatura”.
A partir de aquí, en “Lejos del corazón” encontramos una historia bien trabada, personajes accesorios y relevantes que se van colocando en su sitio a lo largo del texto. Y la Guardia Civil como elemento catalizador de todo ello, con sus penurias, su sentido del deber y su capacidad técnica para sacar conclusiones de donde sólo hay conjeturas. Silva será recordado por esta pareja pero al mismo tiempo la Guardia Civil debiera hacerle un reconocimiento.
Las novelas de Silva, a diferencia de otras como las de Nesbø, tienen una dureza contenida. Son más novelas en donde el elemento relevante es la acción y la interconexión entre los diversos elementos con lo que las peculiaridades del caso, el recreo en la situación violenta y sus consecuencias no son un elemento primario.
Bevilaqua y Chamorro. Es admirable lo bien que ha envejecido esta pareja de Guardias civiles. Algo que le acerca a Harry Hole, a Montalbano, a Carvalho o, de forma diferente a Jaritos, por recoger a protagonistas de sagas de novelas con las que hemos ido creciendo. Si Markaris ha utilizado sus novelas como un alegato de la situación griega, Silva se ha adentrado en las relaciones corporativas y en la evolución del crimen.
Pero también ha ido dibujando unas relaciones personales interesantes, tanto la de ellos dos como las que tienen con terceros, sus familias y, con los miembros de la unidad. Y, al mismo tiempo, como aparece la zona oscura de la Guardia Civil, la que se puede vincular a la guerra sucia contra ETA, que aparece de forma tangencial en esta novela.
Por ello, es una novela para ser leída, lo que me hace agradecer especialmente a quien me la regaló, con dedicatoria del autor. Observando desde la costa malagueña el estrecho de Gibraltar, las dos moles rocosas que están a ambos lados, no se puede por menos que reconocer la dificultad para luchar contra el crimen organizado que está a caballo entre ambos márgenes del Mediterráneo. Justo la que está en “Lejos del corazón”, una novela excelente para este verano del 2018 que se va apagando poco a poco.
Por último, hay que recordar que “Lejos del corazón” es la novela del vigésimo aniversario de la aparición de esta serie, que han transcurrido en diez novelas. La buena salud de la que goza la pareja hace que sólo nos queda esperar ansiosos la próxima aventura.