Dos líneas aparentemente divergentes ponen en cuestión cuál va a ser la situación en materia de libertad de expresión y derecho a la información en los Estados Unidos y que corremos el riesgo de que lleguen a nuestro país.

Voy a empezar con estos 3 datos:

  1. Paul Krugman, Premio Nobel de Economía en 2008 y economista crítico con el neoliberalismo, ha dejado el New York Times poco después de la victoria de Trump. Ahora nos ilustra desde un medio personal.

  2. Ann Telnaes, a responsable de humor gráfico del Washington Post ha renunciado al puesto, después de la censura de su viñeta sobre las donaciones a la toma de posesión de Trump (y que podéis ver aquí).

  3. Un hecho que se complementa con la prohibición del dueño del diario, Jeff Bazos a que el diario se posicionara en las elecciones, como había venido haciendo tradicionalmente. Obviamente, el apoyo era para Harris, no para Trump.

Aquí vemos como los dos diarios más relevantes de los EE.UU. reducen sustancialmente el aparato crítico contra lo que se supone que van a ser las políticas del nuevo Presidente.

Y 2 datos sobre los riesgos de incremento de la desinformación

  1. Meta (Facebook, Instagram y WhatsApp) anuncia que va a seguir la línea de X (antiguo Twitter) y va a eliminar los revisores de veracidad de lo que se publica. La Xficación de Meta ha llegado. Todo ello, después de los cambios que ha hecho Zuckerberg en la dirección de Meta incorporando a personas próximas al futuro Presidente. Desde este punto de vista, se avecina una mayor posibilidad de introducir post-truth, hechos alternativos y fake news para alterar el conocimiento de la ciudadania. No se recuerda lo ocurrido con Cambridge Analytica y cómo generó patrones con la intención de cambiar la voluntad de la gente.

  2. Un problema que llega a Europa, con los ataques al Gobierno británico por parte de Elon Musk, y el apoyo del mismo Musk al partido neonazi de Alternative für Deutschland. Mientras, la Unión Europea mira de perfil todo esto, con cierto miedo derivado del hecho de que X sigue siendo muy usado y que Musk es no sólo un futuro integrante del Gobierno estadounidense sino un proveedor de servicios relevante a través de sus empresas, especialmente SpaceX.

Con ello, parece pertinente que nos hagamos la cuestión importante, de ¿qué legislación aplicamos a X y Facebook? ¿Son medios de comunicación amparados por la libertad de expresión de sus participantes? ¿O son medios de información a los que se debe exigir, de acuerdo con la Constitución que sean veraces? ¿Y de quién es la responsabilidad, del medio o del autor? Planteo la cuestión y volveré otro día sobre ella. Porque este es un problema que, más temprano que tarde, llegará a nosotros (si no ha llegado ya).

Donald Trump - X